martes, 19 de junio de 2007

16 de junio

El sábado celebramos el cumple de Blanco. No sabemos cuando nació, sólo cuando apareció, y de eso hace ya seis años.

Fue el sábado 16 de junio de 2001, cuando entró un perro en el local donde trabaja maridito. Al principio pensamos que era de algún cliente, pero nadie respondió por él. No sabíamos que hacer, así que nos fuimos a comer y lo dejamos en la planta baja.

A la vuelta le llevamos paella –el plato universal de todos los perros, según un amigo nuestro-, y lo llevamos a un veterinario de urgencia para que le leyera el chip y poder avisar a sus dueños. Pero el perro no tenía chip y llevaba una herida en un costado, que curó sin querernos cobrar nada, además nos dio un collar y una correa de algún perro difunto para que funcionáramos de momento.

Así que el perro acabo en casa. Yo estuve varios días poniendo carteles, y colgando mensajes en varios foros, sin respuesta; mientras empezaba mi andadura como enfermera perruna, y iba ya sabiendo lo que era aplicar betadine sobre un ente en movimiento, y como camuflar los antihelmínticos y el augmentine. A los cuatro o cinco días aquel perro que vino de la nada ya se podría decir que era nuestro.

Nuestro actual veterinario nos dijo que tendría entre cuatro y seis años –je, je, y nosotros que pensábamos que no tendría más de dos años-.

Durante el primer año tuvimos nuestros más y nuestros menos, porque es un perro muy dominantón y especialmente cabezota. Sin embargo en seis años nunca ha destrozado nada de la casa, no ha cogido comida que no le hayamos dado, y ni siquiera acepta comida de extraños.

Es un perro muy peculiar, que adora el queso azul, el paté y el pollo, el agua (charco/a, río, fuente…), el campo, “su coche”, y viajar. Con la gente establece las relaciones que el quiere; si le inspiras buen rollo te adora, y sino te ignora, pero es un perro muy sociable que le encanta estar entre la gente. No le gusta nada que lo peinen, y darle la espalda a sus enemigos –todo macho igual o mayor que el que viva en la contornada, especialmente si es de color negro-. Además solo muerde cuando come.

A veces especulamos sobre los orígenes de Blanco; la versión más aceptada es que llegó surcando los cielos en un platillo volante, y que aunque lo veamos blanco realmente es verde, porque a veces es tan raro como un perro verde, sobretodo con la comida, pero nos adoramos mutuamente.

Las fotos de este post son de entonces, cuando estaba hecho todo un chorbo. La verdad es que nunca hemos entendido cómo alguien pudo abandonar un perro así, tan educado y tan bueno, pero en el tema del abandono perruno hay de todo y variado. El caso es que el nos encontró a nosotros, y que hemos tenido mucha suerte los tres; no hay más que ver lo bien que estamos juntos, y sus "sonrisas".

7 comentarios:

  1. No entiendo como la "gente" puede hacer cosas así... afortunadamnete también existís personas como vosotros, generosas y valientes!

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  2. Feliz cumpleaños, Blanco :).
    Qué suerte tuviste de adoptar a Teresa, que se nota que te quiere mucho (aunque seas marciano).
    Besos, abrazos y rascaditas :).

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  3. Uyyyyy!!! Es todo un galán, qué presencia, qué porte, qué mirada. Es hermoso.

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  4. Qué guapísimo es. Qué suerte habéis tenido los dos al encontraros y muchos puntos negativos para esa gente que abandona a los animales.

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  5. Felicidades Blanco. Que sigas haciendo tan felices a tus dueños por muchos años mas :)

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  6. felicidades atrasadas a Blanco, que guapo es el jodío!! me encanta cuando los perros sonríen :-)
    muchisimos besos!!
    xox

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  7. Me emocionado mucho leyendo la historia de vuestro pueblo. Ojalá muchos humanos más tuvieran la suerte de adoptar un perro. Cuando creemos que los afortunados son los bichitos, no sabemos lo equivocados que estamos: al adoptar se recibe mucho más de lo que se da.

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