viernes, 3 de octubre de 2008

Se acabaron las vacaciones

Esta mañana he ido a cantarle mis temas al tribunal, con la suerte de ser la penúltima, y tener que estar cinco horas esperando entre histéricos, así que estoy muertita.

Los últimos quince días de septiembre los pasamos en casa de unos amigos que se fueron de viaje y nos dejaron al cuidado de sus besti@s. Yo no he hecho nada más que estudiar, pero era un gusto tener este paisaje al alcance de los ojos.

De las dos bestias que teníamos que cuidar una era gata. Tardó como una semana en acercarse a nosotros –Blanco y ella no se llevan nada bien- y entonces empezó el imperio del terror gatuno.

No hemos tenido nunca gato, y eso de que un bicho que araña y muerde se suba a tu cama en plena oscuridad nos tenía bastante inquietos –por no decir acojonaos-. Ella se ha aprovechado y ha hecho lo que le ha dado la gana con nosotros, porque con sacar un poco las zarpas sus deseos eran órdenes.

Entre otras cosas, Conchita decidía cuando tenía que estudiar y cuando no.

Al final ha resultado ser muy mimosa, aunque con carácter, y la he echado mucho de menos.

Yo ya sabía a que iba –a estudiar y estudiar día y noche-, pero por lo menos al final se lo han pasado todos muy bien, sino mirad la cara de demonio que lleva Blanquito.

A la vuelta a casa me esperaba la llegada de un importante alijo, así que después estar una temporadita sin coger una aguja ahora tengo para vengarme, ja, ja.

4 comentarios:

  1. Me alegro de que todo haya ido bien, ahora a disfrutar de tejer y descansar, sobre todo mentalmente.
    Jajaja, acabas de describir a la perfección a un gato! Conseguen siempre lo que quieren!

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  2. te felicito por aplicada y te dediqué el post! a ver si hay suerte con las opos ;-) soleil toujours

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  3. Mucha suerte y a disfrutar ahora que está el trabajo hecho! Desde luego con el alijo que tenías en casa esperándote no te vas a aburrir ;)

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  4. ¡Qué cara de satisfacción perruna se le ha quedado a Blanquito! No me extraña, con tanto sitio para correr y jugar y con sus humanos demasiado ocupados como para llamarle la atención por revolcarse en el barro, jajaja, ¡dice la Peludita que se apunta!

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