Este está siendo un invierno raro -tejerilmente hablando- para mi. No he tejido un solo calcetín, y tengo abandonadas un montón de cosas de lana, en parte porque estoy cambiando de talla continuamente -a mejor, que conste-, y me da pereza hacerme algo que luego me esté grande.
Además, desde hace un tiempo me da más por ganchillear que por tejer con agujas. Parte de la culpa es de mi colección de ganchillos Clover, que me permiten estar horas y horas dándole al ganchillo sin cansancio ni calambres. Os los recomiendo.
La otra "rareza" del invierno es trabajar con algodones, en color crudo, y muy finitos. Así que no hay semana que no compre alguna madeja, de manera que he tenido que buscar sitio para tenerlas ordenadas reciclando cajas de madera que antes contenían ricos vinos.
Y qué tejo?
Pues esta semana he terminado un mantelito redondo, que aún no he ahormado -sí, además me ha dado por ganchillear tapetitos, qué pasa?-.
Tengo a medias otro para regalar, y he empezado varias camisetas de verano, pero mejor os las enseño cuando las tenga más adelantadas.
Además, desde hace un tiempo me da más por ganchillear que por tejer con agujas. Parte de la culpa es de mi colección de ganchillos Clover, que me permiten estar horas y horas dándole al ganchillo sin cansancio ni calambres. Os los recomiendo.
La otra "rareza" del invierno es trabajar con algodones, en color crudo, y muy finitos. Así que no hay semana que no compre alguna madeja, de manera que he tenido que buscar sitio para tenerlas ordenadas reciclando cajas de madera que antes contenían ricos vinos.
Y qué tejo?
Pues esta semana he terminado un mantelito redondo, que aún no he ahormado -sí, además me ha dado por ganchillear tapetitos, qué pasa?-.
Tengo a medias otro para regalar, y he empezado varias camisetas de verano, pero mejor os las enseño cuando las tenga más adelantadas.